'Era su vida o la mía'. De esa manera explicó Valeria Olmedo ante el tribunal de la Cámara 1º del Crimen de Río Cuarto la reacción que la llevó el 12 de agosto de 2018 a asesinar a su pareja con una cuchilla de cocina. Este martes, la Justicia la dejó en libertad al considerar que era víctima de violencia de género.
Por primera vez y en un fallo unánime, se incorporó de forma textual la 'perspectiva de género' y los jueces resolvieron liberar a la joven de 26 años al establecer que había sufrido 'hostigamiento psíquico y físico' desde los 12 años, por parte de Julio César Pereyra, que en ese momento tenía 27.
El cuerpo de Valeria, con marcas de botellazos y hasta de golpes con un rebenque, avaló su relato durante el proceso en el que fue juzgada por haber matado a su agresor el día que este cumplía años.
La joven, madre de tres nenas de 4, 7 y 9 años, estaba acusada del delito de homicidio calificado por el vínculo y mediando circunstancias extraordinarias de atenuación. Tal acusación podía derivar en una condena de entre 8 y 25 años de prisión, según establece el Código penal.
Sin embargo, en su alegato el fiscal de Cámara Julio Rivero consideró que el hecho se encuadraba en un caso de legítima defensa y pidió su absolución. Después, las pruebas y los testimonios presentados durante las audiencias inclinaron el fallo judicial en favor de la mujer que 'desde su niñez sufrió una vida marcada por la violencia'.
En ese sentido, en base a lo que publicaron los medios locales, el tribunal entendió que la acusada era inimputable porque al momento de cometer el hecho 'no pudo dirigir sus acciones en tanto, en ese momento, se disparó en ella toda su historia de vida de maltrato' y por ese motivo fue absuelta.
Tras el veredicto, el fiscal Rivero se mostró conforme con la resolución y expresó: 'Hay que leer los fundamentos del tribunal para ver en qué se basaron para hablar de inimputabilidad. Ahora bien, la absolución por supuesto que no se discute'.