Le dejamos una reflexión.
Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempos para vivir de aquí en adelante del que viví hasta ahora.
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces, los primeros lo comió con agrado pero cuando se dio cuenta que quedaban pocos empezó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que a pesar de la edad cronológica no han crecido. Mi tiempo es escaso como para discutir títulos, quiero la esencia, mi alma tiene prisa, sin muchos dulces en el paquete.
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana, que sepa reir de sus errores, que no se envanezca con sus triunfos, que no se considere electa antes del ahora, que no escape de las responsabilidades, que defienda la dignidad humana y que desee tan solo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena, quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas, gente a quien los golpes duros de la vida le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.
Si, tengo prisa, tengo prisa por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar, pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan estoy seguro que serán mas exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia, tenemos 2 vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que solo tenemos una.
Disfruten del día y del momento, la vida es muy corta, todo es muy efímero y el tiempo es lo más valioso que tenemos.