Les comentamos que las cifras de este virus llamado CORONAVIRUS son tremendamente alarmantes.
Ya hay cientos de miles de enfermos y se mueren más de 100 personas por día.
En Europa y otros países de primer mundo tienen los protocolos activados para evitar que llegue gente y pueda propagar la enfermedad.
Esperemos que en Argentina la situación pueda controlarse con la máxima responsabilidad, especialmente a todas aquellas personas que llegan a diario de China, principal país afectado.
Un grupo de 18 turistas argentinos estuvo en China entre el 21 y el 29 de enero pasado en China en una zona zona muy cercana a Wuhan foco de la epidemia de coronavirus. A su regreso al país ninguno de ellos fue controlado en Ezeiza a pesar de que portaban un barbijo y volvían del país oriental. La mayoría eran de Buenos Aires y solo unos pocos del interior. Dos de esos pasajeros, que al día de hoy no manifestaron síntomas, conversaron con Clarín.
La médica jubilada Viviana Herrera y la psicóloga Laura Pérez, ambas de Cipolletti, Río Negro, habían planificado con entusiasmo un ansiado viaje a China que pudo concretarse este verano. Fueron en un momento en que solo aparecían algunos rumores de un presunto virus en una región específica de aquel país y volvieron cuando la epidemia ya se había desatado. Mientras estaban en China sufrieron el vertiginoso cierre de la actividad pública y estuvieron a punto de quedarse dentro de sus fronteras.
Viajaron en un grupo compuesto sobre todo por porteños. Extrañamente a su regreso a la Argentina, con los barbijos puestos, los funcionarios en Ezeiza no les preguntaron si tenían síntomas y mucho menos les tomaron la temperatura. Por propia decisión ambas iniciaron un completo proceso de aislamiento hasta que confirmaron que no se habían contagiado. Hasta donde sabe los demás miembros del tour también están saludables.
Ya en Cipolletti su caso tomó estado público y los rumores empezaron a hacer lo suyo. Hoy ambas tratan de superar con paciencia la paranoia de algunos vecinos que las observan como posibles focos de contagio.
'No quiero que mi familia quede expuesta con esto. Nosotras no tenemos síntomas, no estamos enfermas, no tenemos nada. Igualmente hay personas que nos agreden por Facebook o nos apuntan y yo ya tengo ganas de darles mi dirección para que sepan donde evitarme. La provincia tiene unos 700 mil habitantes pero igual me pueden cruzar un día en la calle', dice a Clarín Herrara entre enojada e irónica.