La pizza puede ser un alimento saludable, siempre que sus ingredientes lo sean. La muzzarella bien derretida, acompañada con un chop de cerveza es la imagen clásica que se viene a la cabeza y al paladar. Hubo épocas en la que se hablaba de la 'pizza con champagne' y otras, de la 'pizza, moscato y fainá'. Cualquiera sea la época, la más saludable es la que se hace en casa.
Las que son de rotisería o casa de pizzas usan harinas refinadas, mucha cantidad de sal, una elevada densidad energética y un pobre aporte de nutrientes de interés, como fibra, vitaminas y minerales, sobre todo por carecer de ingredientes saludables como verduras y hortalizas. Claro que de vez en cuando, un par de porciones no va a cambiar los valores de colesterol en sangre. ¿Entonces qué hacer para consumirla sin incorporar calorías y, a la vez, evitar componentes poco beneficiosos?