Debido a la pandemia transitada, la única práctica odontológica habilitada en la provincia de Buenos Aires es la atención de URGENCIAS.
La odontología es una de las profesiones más expuestas a la transmisión del COVID-19, debido a la cercanía con el paciente, el contacto con su saliva y los aerosoles generados durante las diferentes maniobras.
Para evitar el contagio y poder cumplir con todas las normas de bioseguridad establecidas, el odontólogo necesita contar con un kit de protección por cada consulta realizada.
Las obras sociales no tienen contemplado en sus nomencladores la cobertura del mismo. Por dichas razones, al realizarse la consulta de urgencia, será el paciente que abone el costo del kit sumado al costo de la consulta establecido por cada profesional y basado en los aranceles que establece el colegio de Odontólogos de la provincia de Buenos Aires.
Los pacientes recibirán la factura correspondiente y, eventualmente, la obra social realizará el reintegro a sus afiliados.
Esta forma de trabajo se mantendrá vigente el tiempo que dure la pandemia.
Ante cualquier duda consulta a tu odontólogo y a tu obra social
Los odontólogos únicamente atendemos urgencias en la provincia de Buenos Aires.
El Consejo superior del Colegio de Odontólogos de la provincia de Buenos Aires comunica que aún no están dadas las condiciones para garantizar la provisión de los elementos de bioseguridad, ni las condiciones administrativas y económicas para el regreso a la normal atención odontológica en el marco de la pandemia de COVID-19.
En resguardo de la salud de la población y estimando y estimulando la armonía y solidaridad profesional recomendamos que se mantenga únicamente la atención de urgencias.
El regreso de nuestros profesionales a los consultorios con normalidad será sin duda luego de que se rediscuta bajo qué normas, condiciones y contratos; con todos los actores del sistema de atención: profesionales, obras sociales, prepagas, pacientes e instituciones directamente vinculadas.
Claramente nos encontramos ante una crisis propia de un cambio de paradigma para nuestra profesión.
Los nuevos protocolos que debe aplicar la odontología implican nuevos costos de bioseguridad que no pueden ser financiados por el profesional, quien tampoco puede, ni debe, continuar financiando el sistema, teniendo en cuenta las extremas demoras de pago por parte de las obras sociales estatales, sindicales y prepagas.
El odontólogo no puede seguir siendo la variable de ajuste