Si en tiempos normales llevar adelante un hogar de ancianos no es tarea sencilla, hacerlo en durante la pandemia que está padeciendo el planeta entero, el trabajo se convierte en heroico, como el caso del Hogar de Ancianos San José, de nuestra ciudad.
'Los abuelos están bien, están cuidados –comenta Gabriela Belfortti–. Desde la institución hacemos todo lo posible para que ellos lo pasen de la mejor manera, incluso fuimos flexibilizando algunas cuestiones. Tanto el kinesiólogo, como el psicólogo, nunca dejaron de ir, y aprobamos la vuelta de la terapista ocupacional, de la arteterapeuta y del profesor de gimnasia. Cuando nos dimos cuenta de que esto iba para demasiado largo y lo que les afectaba era no ver a sus familiares, no tener contacto y demás, decidimos con la comisión directiva hacer volver a estos profesionales, como para que la puedan llevar mejor'.
'Obviamente –continúa diciendo–, nada reemplaza al abrazo o el saludo de un hijo o un nieto, pero la idea fue que desde lo institucional ellos se sientan más acompañados. Hoy por hoy, a partir de la fase 4, PAMI nos aprueba los ingresos de familiares, por supuesto que con un protocolo determinado. Hace unos pocos días, desde el Municipio, que es quien tiene la decisión final, nos aprobaron el ingreso de visitas y arrancamos el domingo pasado, con algunas visitas pautadas, que son dos por día. Ahora, con todo esto que está pasando, si retrocedemos de fase, quedarían suspendidas. El tema es con los abuelos que están un poco más complicados, que no están tan lúcidos. Con los que sí lo están, es más fácil el hecho de la videollamadas, el llamado telefónico o las visitas y lo pueden aprovechar. A los que están más complicados, que no oyen o no ven bien, es más difícil llegarles y, obviamente, lo emocional y la falta de sus afectos termina repercutiendo en su salud'.
'De un lado o de otro, esto nos toca a todos; en este caso, al ser una población de riesgo se tienen que extremar los cuidados. Esta cantidad de profesionales que ponemos a su disposición para que estén mejor, a veces no alcanza, pero siempre tratamos de mirar la mitad del vaso lleno y celebramos el hecho de que puedan ingresar familiares a visitarlos. Así es como nos encontramos hoy, estamos ajustando clavijas todo el tiempo en cuanto a los cuidados que debemos tener. Destacamos mucho el trabajo de nuestro personal que con tanta responsabilidad asume su tarea, y tratamos de poner a su disposición todo lo necesario para que se sienta cuidado.
–¿En qué puntos cambió la organización cotidiana del Hogar?
–Cambió en un montón de cosas, principalmente en el protocolo de ingreso. Todos los que tenemos que ir al Hogar pasamos previamente por un salón que adaptamos, donde nos cambiamos nuestra ropa de calle, nos higienizamos y recién después ingresamos al edifico del Hogar propiamente dicho, donde nos toman la fiebre. Después de eso, podemos ingresar al comedor donde están los abuelos, A ellos, dos veces al día se les toma la fiebre y la saturación. Si por alguna razón tienen que salir a hacerse algún estudio o si tienen que deben ser internados, cuando vuelven hay que aislarlos. Si bien es un trabajo extra, todo es para bien y se hace con la mayor voluntad. En lo que más tratamos de ajustar las clavijas es con el personal, para con quien siempre tenemos palabras de agradecimiento por la responsabilidad con la que se toman su trabajo. Lo hacían antes y ahora lo hacen aún más. Priorizamos que las chicas se sientan protegidas en lo que a su seguridad personal se refiere. Son todos gastos extra, que en realidad son inversiones para que estén trabajando tranquilas, que es lo más importante.
'Se nos están yendo de tristeza'
'También apuntamos a lo que es el estado emocional de los abuelos –vuelve a destacar Gabriela–, por eso volvieron a trabajar los profesionales mínimamente necesarios como para priorizar el cuidado de la salud emocional, que tan devastada está por tanto tiempo sin ver a sus familias. Si todo esto se ha hecho inmanejable para nosotros, los ciudadanos comunes, imaginémonos para ellos, que hace tanto tiempo que no ven a sus familias y no tienen ese contacto, ese beso. También hemos revisado algunas cuestiones en las que primero éramos inflexibles; hoy priorizamos que ellos puedan estar estimulados porque con o sin virus, los abuelos se nos están yendo de tristeza, por no tener ese contacto estrecho que tenían antes. Es muy complicado y es muy triste todo lo que está pasando, por lo menos en lo que a geriátricos se refiere.
En distintos puntos del país, el covid-19 ha afectado a residentes de geriátricos, con consecuencias generalmente graves. Al respecto, Gabriela manifiesta: 'Si bien en un principio fuimos noticia, hoy ya no sé si hay tanta prioridad sobre lo que pasa dentro de los hogares geriátricos, lamentablemente. Para nosotros, los cambios fueron muchos, fue un continuo recibir de distintos protocolos. Todo suma; en mi humilde opinión, todos los cambios fueron para bien'.
–La pandemia, ¿también ha afectado financieramente al Hogar San José como ha sucedido con otras instituciones?
–Sí; la economía del Hogar se ha visto afectada al estar reducidos los ingresos de abuelos y de becados por el PAMI. No tenemos permitidos nuevos ingresos. Hoy contamos con lugar para diez abuelos más, aproximadamente, pero los geriátricos que nos regimos por las normativas del PAMI no podemos dar nuevos ingresos. Obviamente, la economía institucional se ve afectada, además por los gastos extra, que antes no teníamos y ahora sí. La verdad es que el panorama es complicado. Siempre está la ayuda de los socios y de particulares; hasta en estos tiempos en que todo es complicado para todos, la gente colabora, así que vaya nuestro agradecimiento a toda la comunidad que siempre está. Cada granito suma y en estos tiempos, aún más. Nunca dejamos de recibir ayuda, tanto de los socios como de particulares.