La victoria del candidato de Juntos por el Cambio, Marcelo Orrego, en las elecciones a gobernador de San Juan representó un batacazo, por lo inesperado de la derrota de un peronismo que hacía 20 años controlaba la provincia, y por la distancia entre el ganador y sus competidores. Pero también representó la victoria de un formato de construcción político-electoral que se proyecta a la interna nacional que protagonizan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
Lo que pasó anoche representa la victoria de la receta de apertura, moderación y diálogo que expresa el jefe de gobierno porteño y que él mismo se encargó de resaltar en los discursos y en diálogo con Infobae. También expone la derrota de un esquema de poder que ya venía sufriendo rupturas, deserciones y una lucha intestina que terminó siendo, en los hechos, fatal. Aunque se trate de un universo pequeño -600 mil electores, poco más de 1,6% del padrón del país- reproduce a escala fenómenos que atraviesan la política nacional.
Se trata de una luz roja para el peronismo, en momentos en que las distintas líneas internas parecen confluir detrás de la candidatura de unidad en Unión por la Patria de Sergio Massa-Agustín Rossi y un sector del ultracristinismo, de la que encabezan Juan Grabois-Paula Abal Medina. Es que el gobernador Sergio Uñac no logró imponer a su hermano Rubén, y perdió ante su rival permanente, el diputado y ex mandatario José Luis Gioja.