El Odontólogo Martin Urdinez, del equipo de A.M.O. nos cuenta lo que tenemos que saber sobre la enfermedad periodontal; Sangrado de encías, movilidad dentaria y sensibilidad.

La enfermedad periodontal es la patología crónica más común en seres humanos. En el año 2003 se realizó el primer estudio epidemiológico en la Argentina y el resultado fue alarmante: El 96,8% de la población sufría (en mayor o menor nivel) de algún tipo de patología periodontal, causado por mala higiene bucal. Hoy no podemos decir que ese número mejoró, se estima que más del 90% de los adultos que asisten a la consulta odontológica presentan una incorrecta técnica de cepillado dental.

Para comprender por qué esto es alarmante, debemos entender de qué se trata esta enfermedad tan común y cuáles son los riesgos. A grandes rasgos, podemos dividirla en dos grandes afecciones: Gingivitis (cursa con inflamación de encias) y periodontitis (es más profundo, afecta el sostén de la pieza dentaria)

Este conjunto de patologías es de carácter infeccioso e inflamatorio, dicho de otra manera, cursa con la inflamación y degradación de los tejidos encargados de sostener al órgano dentario (encía, hueso y tejido periodontal). Por ende, si no es tratada correctamente y se deja que avance, se destruyen dichos tejidos de sostén y puede terminar con la perdida de la pieza dentaria.

Es muy importante comprender que el origen de esta respuesta inflamatoria es la placa bacteriana. Dicha placa son colonias de bacterias que se organizan sobre la superficie dentaria (en un pequeño espacio que existe entre encía y diente) y desencadenan una serie de reacciones en el organismo que termina en la enfermedad periodontal, es por eso que esta patología es de carácter infeccioso.

Cabe destacar que existen factores de riesgo que predisponen al paciente a sufrir esta enfermedad, como el tabaquismo, la diabetes no controlada, la existencia de un factor genético predisponente, el uso de drogas, alcoholismo, entre otras.

Prevención, prevención, prevención.

Para lograr prevenir el avance de la enfermedad, hay que lograr detectarla y para ello es importante reconocer los signos y síntomas más relevantes: Sangrado de encías, mal aliento, movilidad dentaria, dientes alargados por retracción gingival, sensibilidad dentaria, dolor y ardor local sobra las encías.

Este proceso puede detenerse y evitarse, siendo el primer paso acudir a su odontólogo para el diagnóstico y su tratamiento. Aquí, la correcta técnica de cepillado indicada por el profesional de salud es fundamental ya que el cepillo (sin contar el instrumental utilizado por el odontólogo) es el único elemento de higiene bucal que puede prevenir esta afección. Se recomienda una visita al odontólogo una vez cada seis meses, por lo menos, para control y seguir de forma minuciosa las instrucciones indicadas por el profesional tratante.

En este punto, cabe mencionar que mientras más temprano se detecte la enfermedad, menor será la complejidad del tratamiento, menor será el tiempo de la consulta y por sobre todo será menos costoso.

Malos aliados.

Es importante destacar que al ser una enfermedad de carácter infeccioso puede tener relación con otras patologías presentes en el organismo. En este orden, la de mayor relación es la diabetes; en estos pacientes el cuidado debe ser mayor debido a que aquí la enfermedad avanza de forma más rápida y suele ser más destructiva, debido a que en ellos su capacidad para defenderse de procesos infecciosos es menor, por ende, el tratamiento de las enfermedades periodontales debe ser de carácter obligatorio con controles cada tres meses (por lo menos), para evitar lesiones permanentes a nivel bucal.

Por otro lado, estudios recientes brindan creciente evidencia y advierten sobre el vínculo de la enfermedad periodontal con un mayor riesgo de sufrir un evento cardio vascular (infarto de miocardio), aunque no se ha logrado demostrar por completo, es importante la prevención.

Trabajo en equipo.

Estamos ante una situación en la que creo positivo que miremos hacia atrás, comparemos, realicemos una autocrítica y comencemos a trabajar, no de forma individual ni en un grupo reducido, si no entre todos y de forma interdisciplinaria. Tenemos más del 90% de nuestra población con problemas prevenibles de carácter periodontal y de malos hábitos de higiene bucal, en donde el origen reside en el desconocimiento y la desinformación.

Si no somos los odontólogos los que nos encarguemos de informar, de prevenir y de revertir correctamente y con responsabilidad estos números ¿quién va a ser?

Od. Martin Urdinez
Mp 25.183