Cuando no existía la televisión por cable y mucho menos internet, la rutina cotidiana de los pueblos de provincia se transformaba cuando en algún baldío comenzaba a montarse una carpa multicolor y la llegada de forasteros con sus casillas rodantes presagiaban que un mundo de misterio y alegría se apoderaría de la atención de grandes y chicos: había llegado el circo.
Hubo un hombre que soñó que eso era lo que quería para su vida y como un quijote peleó contra todas las adversidades que se presentaran para dedicarse a llevar alegría a la gente. Y vaya si lo logró. Hoy, para muchos bonaerenses, 'Papelito' es sin dudas un recuerdo feliz de aquellos años, una leyenda viviente que hasta tiene su propio documental que se ha presentado en importantes festivales de cine del mundo.
Carlos Brighenti, conocido por todos como 'Papelito' es el creador de un clásico de la provincia de Buenos Aires que logró ganarse la fidelidad de muchas generaciones. Visitó decenas de sus pueblos, parte de Santa Fe y La Pampa, entre los años 1975 y 2010, cuando el circo desarmó la carpa por última vez.
Brighenti nació en Norberto de la Riestra, partido de 25 de Mayo. En diálogo con Luz Doubedout y Beto Mena en 'Plan Luz', 'Papelito' contó como empezó todo: 'Fue una historia tan simple, tan simple como esa de hacer un circo: yo quería hacer un circo. Tenía 26 años y no tenía recursos. Empeñé una guitarra que tenía y compré 100 metros de tela de esas de arpillera plástica con las que se hacen las bolsas. Y con unos palos de acacia que corté un montecito, hice mi primer circo. Esto fue en Junín, el 12 de junio se cumplieron 48 años. Yo empecé como actor de radioteatro hasta los 20 años. Cuando me tocó el servicio militar fui a revisación médica a Mar del Plata, me salvé por número bajo y volví a mi pueblo de donde me había ido cuando tenía 12 años . Todavía la veo a mi mamá paradita en la puerta esperando, son las cosas que tiene la vida: por querer ser artista muchas veces vos dejas la familia. La historia sigue cuando yo vuelvo a casa, que viene una tía mía que trabajaba en un circo y me lleva para actuar. Los circos de antes eran casi todos circo teatro, como el mío, eran números de circo en la primera parte y después iban las obras de teatro, mayormente gauchescas como Juan Moreira, Hormiga Negra y otras.'
Cuando inició su sueño, la inversión no dio para mucho: ' yo no tenía sillas, yo hice la carpa, pero le pedía a la gente que se trajera la silla de la casa. Y la gente venía, se llenaba todas las noches y eso que hacía frío, era pleno invierno… Al principio era yo solo y mi señora que hacía contorsiones. Cuando yo me fui al circo, estuve casi tres años y aprendí de todo. Aprendí a hacer trapecio, aprendí a hacer barras, hacía faquirismo, magia. El circo que un payaso y a mí me enloquecía hacer de payaso. Yo le hacía el segundo a él y ahí aprendí muchísimo. Y después no dejé más de pintarme la cara.' Con el tiempo se fueron sumando otros artistas, entre ellos, sus propios hijos a medida que iban creciendo.
Durante más de tres décadas, el Circo Papelito fue llevando su alegría a cada pequeño pueblo o ciudad, se pudo ir mejorando las dimensiones de la carpa, pero siempre fue un circo humilde. ' Yo no fui negociante de circo, yo fui artista de circo. Yo veía gente que no podía, que sabía que no le iba a alcanzar el dinero para pagar la entrada. Venía con cuatro, cinco chicos y bueno, pagá dos y entren todos. Fui así.'
Siempre sorprendía al público con alguna ocurrencia, como cuando anunció a 'Los Cantores del Alba' ( grupo folklórico conocido por aquellos años ), y en su lugar se apareció con un gallo en cada mano. O la vez que presentó a Cacho Tirao: Entró a la pista y señalando a un compañero que se había colocado tendido en el piso y le gritó: Cacho, levántate!!
El circo cumplió su etapa, no pudo competir con las grandes empresas que montan gigantescos espectáculos de music hall, pero la leyenda de 'Papelito' continúa. A sus 74 años, Carlos se sube a su Ford Sierra modelo 88, carga su traje multicolor, su guitarra y su computadora y sale a recorrer los viejos caminos que ya conocen de sus andanzas. No viaja solo. Lo acompaña desde hace 47 su muñeco Papelón, porque también aprendió el arte de la ventriloquía.
'Cuando llego a los pueblos, voy a los jardines de infantes a presentarlo a él. Papelón les comenta qué es lo que van a ver a las seis de la tarde en la función. Es la mejor publicidad. También voy a la municipalidad y yo mismo le exijo que lleven a los chicos, a los abuelos, para que puedan ver al payaso, total vos tenés 100 personas, 200, 300, y hay que actuar igual, tenés que hacer lo mismo. Y recibir el cariño, que te abrace un chico, que venga el chico y te toque, que se quiera sacar una foto con vos, es impagable.'
'Yo no tengo nada. Tengo el orgullo nomás de lo que he hecho en mi vida, de ser artista y honesto. Es lo único que tengo. Ni casa tengo, porque yo vivo en la casa de mi suegra. Tengo mi autito, que se rompe muchas veces, pero me sigue llevando. Y vivo de una jubilación y de las actuaciones mías. Voy a actuar, tampoco le arranco la cabeza a la gente con la entrada, cobro la entrada económica para que puedan venir los chicos.'
Carlos Brighenti nunca se hizo rico, pero tiene el tesoro más grande del mundo: la gente lo quiere, se le dibuja una sonrisa cuando recuerdan a ese payaso que llegó a su pueblo para arrancar aplausos y carcajadas. Y seguramente más de un veterano se emocionará cuando recuerde que alguna vez llevó la silla de su casa a aquella carpa de bolsa para ver el show.
La vida de 'Papelito' y su circo criollo está reflejada maravillosamente en la película documental dirigida por Sebastián Giovenale, que lleva el nombre del protagonista. El film fue elegido Mejor documental en el Eurasia International Monthly Festival de Rusia 2019 y en el Indie For You Film Festival EE.UU. (2020). También obtuvo menciones, distinciones y premios en festivales de India, México, Israel, Italia, Chile y Croacia. Actualmente se lo puede ver en forma gratuita a través de la plataforma CINEAR.PLAY.