Todos los niños son distintos, aunque reciban la misma educación, nunca son iguales, cada uno tiene necesidades diferentes y personalidad propias.
Muchas veces, en nuestro afán de querer imponerles nuestros modelos o ideales, muchas veces cometemos el error de compararlos. Esta comparación puede provocar en ellos una baja estima que genere miedos e inseguridades.