Probablemente el lector perciba el título de referencia como una expresión exagerada. Lo es. Pero no pretendo aterrorizar a nadie agitando fantasmas inexistentes. Mi intención es soltar a tanto aire enrarecido algunas advertencias.

La situación, el escenario en el que hoy está parado por detenido el mundo, así me invita. Tal vez sea una reflexión alarmista. Puede que sea interpretada como un brote de paranoia de quién redacta. O que se lea como una queja doméstica, una catarsis angustiante o un planteo exacerbado. Nada de eso. En estos momentos giro en la forma en que el planeta que habito me está obligando: El mundo entero está fuera de eje, desestabilizado, convulsionado. Intentando segundo a segundo lograr la forma revertir las terribles consecuencias que nos está obligando a transitar esta otra -nueva para muchos- pandemia...

El mundo está siendo agredido por un agente (no externo) inoculado ya en varias aristas, y a pesar de su redondez. Hoy vemos herido nuestro lado Vital (salud física y mental), nuestro costado Social, el sector Laboral, nuestra área Económica… En el nivel que se quiera ya estamos contaminados mundialmente. Innegablemente embestidos, virtualmente desafiados; atacados y conminados a defendernos como podamos: Estamos en guerra.

De la noche a la mañana aprendimos el significado, el real significado, de palabras empleadas en este contexto: Virus. Pandemia. Contagio. Virulencia. Expansión. Vacunas. Remedios. ¡Cura!, etc., etc. Y el panorama que divisamos es el siguiente: Hora tras hora, el hombre convertido en su propio enemigo. El #Covid-19 es un arma letal. Estamos librando una Guerra Mundial. No hay aliados en el campo de batalla... tampoco hermanos neutrales. ¿Habrá un vencedor? ¿Cuántos seremos los vencidos?

Todo este indeseable y complejo asunto altera nuestro estado anímico. Inicial y precisamente porque no somos inmunes a lo que nos puedan deparar nuestra Salud física y mental; lo Social, lo Laboral y lo Económico… entre otras vicisitudes. Lo afectivo, lo sentimental de cada individuo está siendo afectado de un modo constante; inesperado para quienes no están habituados a sufrir en ese aspecto. Por eso se entiende que frente al presente desafío muchos se enfurezcan y despotriquen contra quien sólo pretende cuidarlos. 'Se entiende' es una forma de decir… Hay ciertas reacciones actuales que son incomprensibles, como tantas de las nuestras: Argentina es un país de por sí 'gataflórico'. En su momento, aplaudimos una provocación a Inglaterra y luego nos lamentamos. Pedimos un golpe de Estado y años después, lo negamos. Votamos y después nos cuestionamos. Hoy exigimos que nos cuiden, que nos protejan y al rato pataleamos porque nos obligan a aislarnos. Nos consideramos presos. Nos sentimos reprimidos. Percibimos como avasallados nuestros derechos. Intimidados. Limitados. Paradójicamente nos indignamos frente a las -eventuales y coyunturales- medidas que están tomando quienes nos gobiernan, para protegernos, para prevenirnos, para cuidarnos… Compatriotas, disculpen que les diga pero esta suerte de 'sublevación popular', de rechazo a la cuarentena, es incomprensible.

Nuestro Hoy, nuestro Presente es por demás complicado. Y trasciende tanto pero tanto a cada gobierno que la mejor forma de poder transitarlo es según nos dicte nuestra propia consciencia; siempre y cuando sea una consciencia que -con sentido común- abra el juego, incluyendo a nuestros semejantes, a los que nos rodean… El 'Quedáte en casa' es –en principio- la mejor sugerencia que nos podría haber hecho este gobierno. Independientemente de nuestra inclinación política. Ni aun siendo un exacerbado opositor, habría que oponerse; es inadmisible enfurecerse. Indignarse con la imposición de esta 'cuarentena' denota cuáles son las prioridades de muchos por sobre una enfermedad que ya sabemos es mortal… Demuestran el poco respeto que tienen hacia la Vida misma.

Para ir terminando, les daré a mis conciudadanos un dato significativo: "El virus que causa COVID-19 se está propagando de manera muy fácil y sostenible entre las personas. La información de la actual pandemia de COVID-19 sugiere que este virus se está propagando de manera más eficiente que la influenza…'. En nuestra ciudad, nuestro Intendente, se está dirigiendo más a la población como médico; mucho más que como político y nos dijo: "...Para el Coronavirus no hay vacuna al día de la fecha, no hay un antiviral que se pueda utilizar. La única manera de combatir al virus es evitando la circulación...". Por todo lo expuesto entendamos que China le declaró la guerra biológica a la Humanidad. Disparó un virus que no sólo mató a sus habitantes sino que alcanzó al mundo entero. Virus tan potente que anuló la capacidad de reacción (de contraofensiva) de otras naciones. Sólo nos queda seguir sobreviviendo y esperar... Quedándonos en casa.

María Eugenia La Rocca