Con tantas enfermedades que andan dando vueltas por ahí, la prevención y la higiene pasa a jugar un rol fundamental en las personas.
Entre las precauciones que se aconsejan tomar como básicas para prevenir la expansión del coronavirus lavarse las manos correctamente es central, y también importa desinfectar las superficies y tratar de no tocarse la cara. Pero una de las superficies que con más frecuencia tocan los dedos y roza la cara es el teléfono, que los científicos han advertido que puede albergar microorganismos como el estreptococo de las anginas, la bacteria resistente SARM y hasta E. coli.
Un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres descubrió, en 2011, que uno de cada seis smartphones guardaba bacterias de la materia fecal humana. Y esos teléfonos luego iban —siguen yendo— al escritorio donde la gente trabaja, a la mesada de la cocina, a la cara. Si bien es inofensiva una cantidad determinada de microorganismos en las superficies, por el uso que se les da a los teléfonos tienden a recoger muchos más en proporción. Las manos colaboran: los toman luego de tocar objetos como la barandilla de las escalaras del transporte público, los interruptores de luz, las pantallas de los cajeros automáticos, los teclados de las computadoras, etc, etc.