ENCONTRÓ UN PRODUCTO QUE NO HACÍA NADIE Y HOY FACTURA MILLONES
En 2008, a sus 22 años, Gonzalo Perrin conoció al proveedor de Café Martínez que le contó que estaban buscando a alguien que les hicieras las galletitas. Así, empezó a trabajar con el horno de su casa haciendo las primeras pruebas.
Recién un año después pudo comenzar a venderle a la cadena, cuando estuvo lista la fábrica que puso junto con su padre y un amigo en el pueblo de O´Higgins, en la provincia de Buenos Aires.
Luego, ampliaron la clientela a otras importantes redes de cafeterías y fabricantes de café. Además, agregaron a su portafolio alfajores, cantuccinis de almendras y stroopwaffles (una galleta circular de tipo waffle).
Paralelamente, fundaron su propia marca, llamada Pasticcino, que se vende en algunos lugares gourmet, en su plataforma web y en supermercados. Actualmente están invirtiendo unos US$300.000 para seguir ampliando la planta y este año prevén facturar $300 millones.
'Un poco la motivación de Jorge, mi papá, y de mi socio Germán era poner una fábrica en O´Higgins y dar trabajo. A la planta ingresó gente de 45 años que nunca había tenido un aporte social', asegura Gonzalo.