Soy un afortunado. A lo largo de mi vida, mi trabajó me permitió visitar lugares increíbles. Conozco la Argentina de punta a punta y reafirmo que es sin dudas uno de los países más lindos del mundo. Esta semana lo volví a comprobar: aproveché para hacer una escapada de 'novios' y cumplirle el sueño a Bochi de conocer las Cataratas del Iguazú. ¡Qué lugar!
Era uno de esos viajes pendientes que, por una u otra razón, nunca podíamos concretar. Vivimos a mil todo el año, de un lado para el otro, sin tiempo, apurados, preocupados… De vez en cuando está bien parar la pelota, no sólo para darle un descanso a la cabeza sino para conectarse con los afectos.
Cuando estamos juntos parece que el tiempo no pasa. O a lo mejor queremos que se detenga. No lo sé. Soy un agradecido a la vida de que esto pase.
Soy un tipo que disfruta mucho del amor de la familia. Y no puede vivir sin ellos. Mis afectos son mis raíces, los hilos por los que me nutro para seguir. Y son la tierra firme sobre la que me sostengo cada día.
Bochi es todo para mí. Si bien durante el año cada uno está en la suya, con sus actividades y responsabilidades, cada vez que podemos nos escapamos y aprovechamos ese tiempo dormido abrazándonos interminablemente… riéndonos de cualquier cosa. Cuando la veo a ella sonreír me demuestra que todos los obstáculos se pueden superar.